Andrés Vilchis nace en la Ciudad de México un 12 de agosto de 1975. Desde muy pequeño mostraba el gusto por el dibujo y la escultura en plastilina y fue durante su infancia y adolescencia que tuvo los primeros acercamientos con las artes plásticas. Mientras visitaba a su Padre en su trabajo, en Palacio Nacional, no perdía la oportunidad de admirar en detalle las increíbles obras de los grandes Maestros Muralistas mexicanos, que sin duda le inspiraron y que han sido un referente para el artista. Los colores vibrantes, la maestría de los trazos y las escenas épicas capturadas en las paredes de aquel sitio, le hacía volar la imaginación.
Fue durante su infancia, visitando el Castillo de Chapultepec, que se encontró cara a cara con la que sería la obra que dejó una huella profunda en él. Caminando por allí, en algún momento se perdió en el lugar y repentinamente se encontró en una sala vacía y con un espectacular cuadro pintado por el Maestro Jorge González Camarena, quien plasmó en una poderosa escena, la fusión de dos culturas. Cuenta el artista que se quedó impactado y mirando la obra, hasta que sus padres le encontraron. Allí vio consumado algo que habitaba en él desde hacía mucho tiempo: la pasión por la plástica y los colores, la materialización de la inspiración e imaginación y su inexplicable conexión con el pasado prehispánico.
Por azares del destino, la vida le llevo a estudiar una Licenciatura en Contaduría Pública en la UNAM y a dedicarse durante más de 25 años al ejercicio profesional en el área de Recursos Humanos, sin embargo, su pasión por el dibujo y la escultura siempre estuvieron presentes. Fue hasta el año 2021 que un evento sacudió su existencia y le hizo replantear el rumbo, así como animarle a abrazar una carrera como artista plástico y de compartir con el mundo su propuesta artística.
Con influencias del arte prehispánico y su interpretación de los sueños, en sus obras trata de expresar su visión de “mirar hacia adentro”. Muchos de los personajes que son constructo de su imaginación, cuentan una historia, algunos mantienen los ojos cerrados contemplando el interior, otros, por el contrario, mantienen una mirada profunda hacia algún punto en específico en búsqueda de respuestas, además cohabitan con entidades como los grandes animales sagrados de la antigüedad como el Jaguar, el águila, el quetzal, las mariposas, los colibríes, elementos como el fuego, el aire, la tierra o el agua, o bien entidades que habitan entre el mundo de los vivos y de los que han trascendido.
El artista plasma su propuesta en materiales tan diversos como la plastilina, la plastilina epóxica, la madera, el unicel, los lápices de colores, el óleo y la pintura vinílica, plasmando sus ideas en las paredes, puertas en desuso, lienzos y en diversas superficies. “Allí donde la inspiración y la imaginación indiquen” allí nacerá la obra, indica el artista.